lunes, 1 de marzo de 2010

CAP I



Ya en su ataúd Gael recordaba la noche de invierno cuando el espectro de la voz de su amada Elizabeth llegaba a sus oidos, parecia provenir del bosque. Era imposible, debia ser otro mal sueño, uno de otros miles que le recordaban a su prometida muerta. No, esta vez era real, él estaba despierto, lo sabia. Lo sentia.


Se levanto de su cama, tomo el abrigo de piel que tenia guindado sobre el perchero de salida, se calzo y salio de su casa siguiendo el eco de lo que parecia la voz de su amada. Llego a un claro del bosque donde la luna se levantaba imponente, acariciando con sus rayos el dolor de su alma, la oscuridad de su ser... Se sentó sobre el pasto a admirar la belleza de la naturaleza. Cerro los ojos concentrandose en el silencio de la soledad. De la oscuridad. Sintió que Elizabeth se acercaba a él. Penso que era solo otra jugarreta de su imaginación. Sintió los labios de Elizabeth contra los suyos, rozandolos suavemente, dirigiendo aquel beso hacia su mejilla, su garganta. No abrió los ojos queria seguir en lo que él creia una fantasia. Depronto sintió un dolor punzante en su cuello, abrió los ojos y allí estaba Elizabeth alimentandose de su sangre, tenia miedo y a la vez estaba fascinado con la belleza resplandeciente que emitia Elizabeth, dejó que se saciara, se rindió ante su dama. Ella se detuvo y lo miro a los ojos, sonriente. Pero, habia algo en sus ojos que no era igual, una nube de oscuridad señia su alma. No era la misma Elizabeth dulce y tierna de la que se habia enamorado. Era una Elizabeth seductora, voluptuosa, elegante... No importaba aún la amaba.

-Gael, ahora viviras conmigo para siempre...


El solo asintio con la cabeza.

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