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Entonces lo inevitable sucedió, Vivesk no pudo contenerse y cayó en la tentación que aquellos ojos oscuros de Sasha, le brindaban, aquel beso primero ritmico y tierno, se volvió agresivo y apasionado, fue cuando se abrió la puerta repentinamente y entró el caballero enmascarado con el que habia bailado Vivesk, quien quedo perpleja y congelada igual que la expresión de aquel hombre, que habia quedado con la sorpresa grabada en la cara, eso era inconcebible, ¿Cómo podia una señorita estar en el cuarto, sola con un hombre?
-Disculpen la ... repentina e inoportuna intromisión, no sabia.. que una de las hijas del Sr. Mawson Di Bartichioto ya había contraido matrimonio... y menos que su esposo era su hombre de confianza...- Aquel hombre miro a la cara de los dos jovenes, quienes se miraron mutuamente.
-Verá caballero, nosotros... no estamos casados. Estamos comprometidos. - Sasha trato de erguirse lo más que pudo y con su brazo derecho rodeo la cintura de Vivesk, quien estaba sentada en la orilla de la cama, con el rostro ruborizado.
-Ah..- Él hombre abrió sus ojos, aún tenía el antifaz puesto, como era orden del mismo León, no debían quitarse los antifacez, hasta que salieran de la fiesta.
-Alexandr! Ni siquiera cuando estás enfermo, cambias! No te da pena? - Vivesk se levanto bruscamente de su lado, quedando de pie al lado de la cama. Sasha sonrió y miró a Vivesk con picardia.
-Señor Alexandr si las cosas son así, me veo en la obligación de pedirle e incluso exigirle que recuerde que no se debe tratar así a una dama y mucho menos ... esas no son formas de un caballero. - La voz de aquel misterioso, ya de por sí grave y oscura, se endureció aún más y adquirio un tono de advertencia.
-Disculpe, usted ha sido muy amable, pero creo que mi padre me ha enseñado a defenderme bien, de todas forma gracias, me gustaría que me acompañara de vuelta al baile, pero necesito y le suplico, que me de un minuto a solas con Alexandr, creo que debemos aclarar algo. - Vivesk se interpuso entre las miradas de los dos hombres.
-Como guste, para mi es un placer acompañar a una dama y tratarla como se merece. - El caballero salió del cuarto y cerro la puerta tras él.
-Sasha yo... No quiero caer en esta rutina, no me agrada... quiero ... te pido el favor... necesito, tiempo para recapacitar, no... no es justo con los dos esta situación. Sabes lo que siento por ti, pero no estoy dispuesta a esto...- Vivesk quien se había sentado, otra vez en la cama miraba a Sasha con ojos melancólicos.
-Yo...- Sasha se quedo en silencio y bajo la mirada. Tenía que pensar algo rápido. - Yo sé que eso no es lo que quieres. - Con la mano que no tenía herida, la atrajo hacia si, quedando sus rostros muy próximos. No estaba dispuesto a dejar ir a esa mujer.
Vivesk estaba a punto de recaer en ese pozo de tentación, que aquel hombre le ofrecía, pero justo en ese preciso momento la puerta se abrió nuevamente. Y, esta vez quien entró no fue el caballero, si no el ama junto al médico...
-Vivesk!!!! Salga de aquí ya mismo señorita! !¿Señorita?! Qué es esta falta de respeto, nada más espera a que el Sr. León se entere! !Di-s mio en qué época estamos! - La respetada Carla Montpelier tomó a Vivesk de la mano y la dirigió a la puerta, ante la mirada atónita del médico que no se había recuperado aún de la sorpresa y la mirada perpleja, desconcertada y triste de Alexandr.
-A...antes... solo quiero recordaros..que...que el joven aquí presente necesita mucho reposo. - las miradas del ama y del médico se posaron en Vivesk.
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