martes, 26 de abril de 2011

Cap XVI (7)


Los rayos del sol irrumpieron poco a poco en la habitación, se colaron entra las cortinas y acariciaron suavemente el lecho vacío, desordenado. Al otro lado de la habitación había un reguero de frascos y un espejo roto en el suelo... No había orden por ningún lado.
Un golpe en la puerta, silencio, otro golpe más. Nadie respondía, una seríe de golpes más fuertes, más enérgicos, más desesperados. No hubo contestación alguna al llamado. La puerta se abrió bruscamente y la mujer que entro se quedo pasmada y con la confusión gravada en el rostro.
-¿Tali? - Dijo en un susurro...- ¡Tali! -Gritó con desesperación. En menos de un minuto Gael se encontraba a su lado y miraba de un lado a otro la habitación con extrañeza.
-¿Qué a pasado aquí madame Carla?
-Joven si supiera ¿Cree que no hubiera hecho algo o qué estaría aquí con los brazos cruzados? - La voz del ama estaba en un volumen muy bajo para su habitual tono de mando.
- ¡Oh, por Dios! ¿Qué sucedió? ¿Dónde está mi hermana? - Vivesk se había unido a la pareja de espectadores impávidos. Gael empezó a recorrer la habitación, aunque no lo parecía por la parsimonia de sus pasos, estaba reconociendo el lugar, observaba todo minuciosamente, cómo si de una inspección policial se tratara. La cortina se englobo, el se acerco a la ventana y con rostro inexpresivo afirmo. -Parece que nuestra querida Tali, fue sacada a la fuerza, por aquí. Por su ventana... han quitado el marco con vidrio y todo. - Gael tenía ahora el ceño fruncido. - Me parece que el aroma del asaltante me es conocido... - Recorrió la habitación hasta la puerta, salió al pasillo, bajo los escalones, cruzó el gran salón y llego hasta el gran portón de la entrada. -Hay algo raro aquí.- ladeo la cabeza como pensando. - El intruso entró por la puerta... y no la forzo por lo visto.- Las 2 mujeres lo habían seguido en su recorrido a media distancia y se miraban con caras entre asombro e incredulidad.
-¿Y cómo puede saber todo esto? - Pregunto el ama con tono de suficiencia.
-Es solo que.... me grabo con facilidad las esencias que usan las personas para perfumarse, y la de Tali se entremezcla con la del intruso solo por la ventana. Mientras que la esencia pura del perfume de este sujeto desconocido está en todo el recorrido que hemos hecho. - Gael miraba fijamente los rostros de sus acompañantes a la espera de algún comentario. Vivesk olfateo el aire.
-No logro captar ningún olor. - Comentó Vivesk.
-¡Ay Dios mio! - El ama se llevo las manos a la cabeza.
-¿Qué le ocurre? - Dijeron al tiempo Gael y Vivesk, avanzaron un paso hasta la Sra. Carla.
-¡Su padre Vivesk! ¡Su padre! No le hemos avisado, sobre esta tragedia... - El ama salió corriendo hacia la oficina de León. Entró sin tocar. León estaba revisando unos documentos acompañado por Sasha, los dos dirigieron la mirada al lugar donde estaba el ama, quién tenía el rostro colorado y las mejillas surcadas de lágrimas. Sasha llegó a su lado y le acercó una silla. León se levanto y se acercó a la mujer.
-¿Qué sucede Carla? - La voz de León era grave pero comprensiva.
- Señor, discúlpeme... he fallado en mi trabajo... - Carla se atraganto con las palabras.
-¿Qué es lo que pasa Señora? Nos tiene preocupados. - Sasha estaba ansioso. León levanto su mano en un gesto indicándole que se calmara.
- Es Tali, a .... desaparecido.
-¿Cómo así? Pero ¿Dónde podría estar mi hija?
-Debemos hacer algo ya mismo León. - Sasha tomó su capa y la puso sobre sus hombros, luego tomo una de sus espadas favoritas y la colgó en su cinto.
-Yo estoy listo, si me permiten iré con ustedes... y de cualquier modo, si no me permitiesen acompañarlos, iría por mi lado a buscar a su hija. - Gael irrumpió en la estancia, tenía un rostro sombrío.
-Será mejor si somos más. Sasha continua herido y nos será de utilidad su presencia. - León terminó de cargar sus armas y salió seguido de Sasha. Se giró y miro a la mujer que se encontraba acongojada y llorando. - Cuide bien de Vivesk. Confío en usted Carla. Déjenos a nosotros el trabajo de buscar a mi hija.
-¡Dios los acompañe!
Vivesk no permitió que su padre siguiera su camino hacia la entrada. -Padre permiteme ir con ustedes, quiero buscar a mi hermana. No me perdonaría haberme quedado aquí si le pasa algo...
- ¿Cómo se te ocurre semejante idea? - León sonaba enojado. Aún no le perdonaba a Vivesk haber desobedecido sus ordenes y además se había enterado de la situación embarazosa en la que se encontraba ella cuando el ama y el médico entraron a la habitación de Sasha.
- Este es un asunto de hombres, Vivesk. - Le siguió Sasha.
-No estoy hablando con usted Alexandr. Estoy hablando con mi padre.
-Señor León, permitanos acompañarlos. No nos deje aquí con esta preocupación, en algo les podremos ayudar. - Carla se había levantado y situado al lado de Vivesk. A ella tampoco le sonaba quedarse ahí sin poder ayudar.
- No. Es mi orden y no quiero que se me desobedezca. -León siguió su camino y no presto mas atención a las dos mujeres. Gael y Sasha lo seguían.