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La música empezó a sonar y los presentes a danzar, desde la mesa que tenia dispuesto el "buffet" Sasha miraba melancólico y colérico a la vez, a su dama. Sentía que la había perdido. Una mano se poso en su hombro, se sobresalto y el efecto de ese sobre salto con el de su ira concentrada en la mano que tenia sujeta la copa de vino, causo que la copa se reventara en su mano hiriéndolo. Todo se detuvo, la música, la danza, las risas, el murmullo, todos giraron a donde se encontraba. Sasha no supo si mirar a quien estaba detrás suyo o salir corriendo, se paralizo. En ese momento llegaron Tali y Gael. Gael tomo su mano y saco los cristales que por algún milagro no le cortaron los tendones pero si lo suficientemente profundo para producir una hemorragia potente. Tali preguntaba si estaba bien, todo el mundo lo miraba, la sangre de su mano corría por el piso, ¿La mano que estaba en su hombro seguía ahí o se había ido? No aguanto más, no estaba ahí y a la vez sus sentidos se habían agudizado, simplemente salió de la habitación, subió las escaleras y se sentó en el pasillo, frente a la puerta de la habitación de Vivesk. No le importaba su mano, más herido tenia el corazón. Tapo su rostro con sus manos, estaba lleno de sangre. Se le empezaban a ir las luces. No sabia si estaba en la realidad o en un sueño.
-Alexsandr?! Amor!?- Vivesk tenia sus manos al rededor de su rostro. ¿Era real o un sueño? Sasha solo sonrió.
-Eres un ángel. - Sasha cerró los ojos. Pero seguía presente. Escuchó cuando Gael subió las escaleras al escuchar el llamado de Vivesk. Lo alzaron en brazos como pudieron y lo entraron a la habitación de Vivesk que era la más cercana. Gael salió del cuarto.
-Sasha, quédate aquí conmigo. No te vayas por favor. - Sasha escuchó las palabras de la boca de Vivesk, fueron para el como una fuente, hizo su máximo esfuerzo y abrió como pudo los ojos, Vivesk lloraba en su pecho, Sasha le acarició el cabello llamando la atención de ella quien alzo su rostro y poso sus ojos en los de él.