sábado, 30 de enero de 2010


-Elizabeth no puedo hacer esto. Es solo un niño.

-Vamos Gael a que le temes? ¿Acaso nunca has probado la inocencia?

-Yo no soy tu, no puedo beber de una pequeña creatura.

- Si tu no lo haces, yo si. - Entonces Elizabeth tomo al pequeño niño entre sus manos, mordio su pequeña muñeca y bebio hasta que los latidos del pequeño cesaron.

-Eres un monstruo.

-Y soy tu creadora, no debes desobedecerme ni juzgarme.

- Cuanto desearia cambiar esto...

-Deja de lamentarte y pon al niño en la cuna, el amanecer se acerca.


Tomaron sus cabalgaduras y se alejaron de aquella casa donde le habian abierto la puerta a la desgracia. Llegaron a su castillo y bajaron hasta lo más profunde de este, para que el sol no les hiciera daño